Yaoi, shonen ai, Boy’s Love. Los tres términos se usan indiscriminadamente para referirse a un mismo género de manga. ¿Pero son realmente lo mismo?
La respuesta es si y no. Son lo mismo en el sentido que se refieren a historias de relaciones homosexuales escritas por mujeres y normalmente dirigidas a un público femenino (fujoshi), aunque también pueda atraer fans masculinos (fudanshi).
Desde la perspectiva occidental, seguramente los tres términos son intercambiables. Desde una perspectiva japonesa, solo lo son hasta cierto punto, y las autoras del género tienen claras las diferencias significativas entre ellos, que tienen que ver tanto con su contenido como con su estructura narrativa.
Se puede decir que shōnen-ai, yaoi y Boy’s Love son hijos de su tiempo y sus características particulares tienen mucho que ver con el contexto histórico en el cual surgieron. Vamos a hacer un poco de historia.
El shojo, el grupo de las 24 y el shonen-ai
En los años 70, un grupo de autoras de shōjo manga que habían crecido leyendo shōjo hecho por hombres, se convirtieron en autoras y empezaron a experimentar con el género, tanto visual como narrativamente. Este grupo es conocido como «el grupo del brillante año 24» (Hana no 24nen-gumi, literalmente «el grupo del año 24 de las flores») debido a que la mayoría de ellas nacieron alrededor del año 1949, o showa 24 en el calendario japonés. En este grupo están gente como Riyoko Ikeda, Moto Hagio y Keiko Takemiya, indiscutibles maestras del shōjo clásico.
Entre los nuevos temas que estas pioneras abordaron se encontraba el amor homosexual entre chicos jóvenes, que más tarde recibiría el nombre de shōnen-ai («amor entre chicos»). El shonen-ai recogió en su desarrollo influencias culturales, literarias, estéticas y cinematográficas tanto japonesas como occidentales. Por ejemplo, la película francesa Las amistades particulares (Les amitiés particulières, 1964) influenció tanto a Hagio como a Takemiya en sus primeras obras (especialmente el estar situadas en internados), mientras que ésta ultima también ha citado entre sus influencias la conocida película de Luchino Visconti Muerte en Venecia (1971).
Estas influencias son en parte responsables de las características compartidas por estos primeros shōnen-ai: chicos adolescentes extremadamente guapos y andróginos (bishōnen), historias situadas en una pasado histórico idealizado (con frecuencia europeo, aunque también hay obras ambientadas en Japón), una gran tragedia como uno de los puntos centrales de la historia y un énfasis en la estética narrativa. Estas historias se centraban en el amor y el deseo entre chicos de la misma edad, a veces platónico, y narrado con una estética derivada tanto de la literatura clásica como del arte japonés.
La mayoría consideran que el primer shōnen-ai propiamente dicho es la historia corta de Keiko Takemiya, Yuki to hoshi to tenshi to («Nieve y estrellas y ángeles y …») publicada primero en 1970 y más tarde conocida bajo el título Sunroom nite («En el invernadero»). El primer manga serializado es obra de Moto Hagio, Jūichigatsu no Gymnasium («El gimnasio de noviembre»). Pero los dos mangas más conocidos, exitosos e influyentes de esta época son La balada del viento y de los árboles (Kaze to ki no uta, publicada por Milky Way Ediciones) de Keiyo Takemiya (1976–1984) y Tōma no shinzō («El corazón de Thomas», 1974) de Moto Hagio, ambas citadas a menudo como inspiración por autoras posteriores.
Sin embargo, aunque el tema pudiera ser relativamente novedoso, estas historias seguían reproduciendo los roles de género del shojo, con un protagonista de aspecto más masculino y comportamiento más agresivo, y otro con rasgos más femeninos, claro precedente de los conceptos de seme y uke.
Los manga con protagonistas homosexuales que se aún se publican en revistas shōjo (por ejemplo, New York, New York de Marimo Ragawa o Zankokuna kamiga shihai suru de Hagio) pueden recibir a veces el nombre de shōnen-ai (sobre todo desde occidente), pero ya han perdido buena parte de las características de las primeras obras. Aún conservan rasgos como la representación estilizada y a menudo alegórica del acto sexual, en linea con los shojo heterosexuales publicados en las mismas revistas. Igualmente, siguen reproduciendo, hasta cierto punto, los roles de género de las mismas, aunque las temáticas tratadas se han diversificado.
JUNE
June fue la primera revista dedicada específicamente al género. Su primer número vio la luz en octubre de 1978 y el último en diciembre de 2012 y en sus páginas podía encontrarse manga al igual que prosa. JUNE publicaba lo mismo obras de autores reconocidos que material amateur creado por los lectores. La revista contaba con un grupo mixto de lectores, que incluían tanto a mujeres como a hombres y, a menudo, trataba temas LGTBI en las secciones de artículos y cartas de los lectores con mayor libertad que otros medios. Su éxito llevó a la creación de diversas derivadas, como Shousetsu June, dedicada a las novelas. Keiko Takemiya contribuyó de forma destacada a la revista en los 70 y 80.
Las historias publicadas en la revista llevaron al desarrollo del término JUNE-momo («cosas JUNE»), que primero englobó todas las obras boy’s love, y más tarde, dio nombre a un subgénero específico de historias originales que reflejaban la estética de la revista, heredera del shōnen-ai pero con más variedad artística. Estas obras se caracterizan por ser historias de relaciones intensas, prohibidas y consideradas inmorales e inaceptables socialmente, a menudo con un final infeliz o trágico, explícitas aunque no siempre (no era obligatorio en la revista y algunas no tenían), y con un énfasis en la estética. Un ejemplo sería la novela de Rieko Yoshihara Ai no Kusabi (un título muy difícil de traducir que tanto podría interpretarse como «el vínculo del amor», como «el eje del espacio» o incluso «el espacio entremedio», como se publicó en EE.UU.)
Yaoi y dojinshis
Mientras que el shōnen-ai nace del shōjo, el origen del yaoi está en los dōjinshis («revistas de grupo», autopublicadas) que circulaban a principios de los 80, principalmente durante el Komiket.
Originalmente, yaoi es un acrónimo de yama nashi, ochi nashi, imi nashi (山[場]なし、落ちなし、意味なし), que se podría traducir por «sin clímax, sin golpe, sin sentido» (refiriéndose a la historia). Su origen es autoparódico y su significado tiene que ver con el contenido de estos dojinshis. Estos no eran obras originales, sino derivadas o ani-paro (parodias anime) que estaban basados en las series de anime populares y narraban historias con poco argumento centradas principalmente en encuentros sexuales.
Captain Tsubasa (Campeones) significó la primera gran oleada de dōjinshis yaoi: en 1986 significó la mitad de las ventas totales del Komiket de ese año. No fue el primero en ser objetivo de las autoras de dōjinshis, pero si el primero que fue un éxito rotundo y arrollador en el Komiket. Minami Ozaki, posteriormente autora de Zetsuai 1989 y Bronze (publicadas en su día por Glénat), se inició con dōjinshi de Captain Tsubasa centrados en Kojiro Hyuga y Ken Wakashimazu (es decir, Mark Lenders y Ed Warner, según la traducción de Tele5).
A Captain Tsubasa le seguirían, entre otros, Saint Seiya (Los caballeros del zodiaco), Yoroiden Samurai Troopers (Cinco samuráis) y Slam Dunk en los 80 y 90, y One Piece, Naruto y Tennis no Ojisama (Prince of Tennis) en el nuevo siglo. Pero, aunque estos fandoms fueran los dominantes, en el yaoi a menudo se cumple la Regla 34: Si existe, hay porno de ello. Buscando un poco, se pueden encontrar dōjinshi de casi cualquier serie con chicos guapos de protagonistas. Actualmente, My Hero Academia es uno de los fandoms más activos.
El yaoi desarrolló una estructura narrativa basada en los conceptos de seme y uke. Seme (del verbo semeru, «atacar») se refiere al miembro de la pareja que tiene un rol activo durante el sexo, mientras que uke (de ukeru, «recibir») es el que ocuparía la posición tradicional de la mujer. Normalmente, el seme es mayor y más grande físicamente que el uke, aunque hoy en día cada vez más podemos encontrar mangas que desafían estas interpretaciones, incluidos aquellos en los que los roles de seme y uke se intercambian, ya sea dentro de la misma pareja o dependiendo de con quien tenga sexo el personaje.
Aparte de las escenas explícitas y la estructura seme-uke, el yaoi refleja otros cambios respecto a los anteriores shōnen-ai. El rango de edad de los protagonistas del yaoi aumenta, situándose en la veintena y la treintena, incluso la cuarentena en algunos casos. Asimismo, cambia la imagen estéticamente idealizada del shōnen-ai hacia otras clases de looks, bishonen o no, pero en cierta manera más realistas.
Un tercer cambio destacable es la ambientación. Ahora, la mayoría de historias se sitúan en Japón con personajes japoneses, e incluso en las situadas en otros lugares, uno de los protagonistas suele ser japonés o medio-japonés. Un ejemplo seria Fake, de Sanami Matoh, situada en Nueva York, donde uno de sus protagonistas es medio-japonés.
Estos cambios reflejan tanto transformaciones culturales y sociales como de las mismas lectoras: las chicas que crecieron leyendo shōnen-ai eran ahora treintañeras.
El boom del Boy’s Love
Los años 90 significaron el boom del género, con una nueva hornada de revistas como Gust (1990), b-Boy (1991), Magazine Be x Boy y Reijin (1993), Chara o Asuka Ciel (1994).
A diferencia de yaoi, Boy’s Love (técnicamente, la traducción al inglés de shōnen-ai) es un término creado por las editoriales para definir sus nuevas revistas. En 1991, la revista Image fue la primera en definirse en portada como «BOY’S LOVE ♥ COMIC», y el término pronto se hizo popular entre autores y lectores. Las tiendas de anime empezaron a tener secciones dedicadas al género y, a lo largo de la década, manga, novelas, CD Dramas y anime configurarían un género que en 2010 movía ya 2.2 billones de yenes solo en Japón.
En su aspecto comercial y a diferencia del yaoi, el Boy’s Love (o, simplemente, BL) tiene unas características basadas en las expectativas de los lectores: historias con final feliz en las que no fallezca ningún protagonista y una pareja monógama (que los expertos llaman, eufemísticamente, ichibō ikketsu, «hombre de un solo palo» o, literalmente, «un palo, un agujero»). Así el BL pone el énfasis en la relación y los sentimientos, sin que esto implique la falta de escenas explicitas. Otra característica común en el BL es que, a menudo, los personajes no suelen autoidentificarse como gays: solo se han enamorado de una persona determinada (ésta no es una característica exclusiva del BL. En la ficción M/M o slash occidental recibe el nombre de Gay for you).
Esta estructura narrativa seria la mayor diferencia actualmente entre yaoi y BL, al menos en el mercado japonés. En el yaoi, un uke puede tener diversos semes. En BL, la relación es exclusiva y la violación es tabú si es realizada por alguien que no sea el seme (el uso de la violación como signo de amor sería otro tema).
Por supuesto, todo tiene excepciones. Cada vez más podemos encontrar mangas que rompen estas «normas». Por ejemplo, con protagonistas que ya se identifican como gay o bisexual y que se animan a «salir del armario», y también con otros que pasan del rango de edad típico, situándose en la cuarentena o incluso más (un ejemplo serian las obras de Naono Bohra).
Actualmente, BL es el término usado mayoritariamente para el material publicado comercialmente, mientras que yaoi y JUNE se usan más en el mundo del dojinshi, y shonen-ai ha perdido la mayor parte de su antigua relevancia.
El uso de BL, yaoi y shonen-ai en occidente
El uso que le damos en occidente a los tres términos no es necesariamente el mismo que en Japón.
En primer lugar, el género empezó a hacerse conocido durante los años 90, en pleno auge del yaoi, y éste se convirtió en el primer y principal término para definirlo, sin que shōnen-ai consiguiera la misma popularidad.
Aunque con frecuencia los tres se utilizan indistintamente, con el tiempo se ha desarrollado una diferenciación basada en el contenido sexual explícito de la obra. Mientras que yaoi se utiliza para las obras que tienen un contenido sexual explícito, shōnen-ai se usa para designar a las series centradas en el aspecto romántico y sin un contenido sexual explícito, o aquellas en las que el contenido es muy suave o solo insinuado. Como ejemplo, muchas de obras de CLAMP como Tokyo Babylon, Wish, Card Captor Sakura, Tsubasa o Lawful Drug son o contienen elementos shōnen-ai más o menos explícitos. Yuri on ice! sería otro.
En occidente, yaoi se ha convertido también el término usado no solo para describir todo el género, sino también las obras derivadas de este estilo. Mientras los fanfiction y fanart derivados de obras occidentales se agrupan bajo el término de slash (o M/M en su versión comercial), aquellos derivados de manga y anime (o dibujados en ese estilo, en el caso de fanart) se etiquetan normalmente como yaoi.
[Actualización] Por desgracia, algunos se han empeñado en erradicar el uso de «yaoi», con argumentos que no se sostienen. Os lo contamos aquí: Con la Inquisición manga hemos topado: Yaoi vs BL
Bara: de hombres para hombres
Si el yaoi o BL está hecho por mujeres para mujeres, su contrapartida seria el bara o gei komi (del inglés gay comics), hecho por hombres para hombres. El nombre de bara («rosa») deriva del nombre de una popular revista gay en los 70, Barazoku, y nunca fue prevalente en Japón, aunque se haya convertido en el termino definitorio del género en occidente.
Bara y yaoi se distinguen básicamente en dos cosas: su estética y la manera de tratar los temas, aunque no tanto por los temas en sí. Al contrario de los bishōnen del yaoi, el bara muestra mayoritariamente hombres musculosos, a menudo peludos («osos») o directamente con sobrepeso, aunque en los últimos años ha habido una diversificación. Temáticamente, en el bara prevalecen las historias cortas con énfasis principal en el sexo y poco argumento, aunque algunos tipos de gei komi se apartan de esta tendencia.
Uno de los autores más conocidos es Gengoroh Tagame, especializado en historias de abuso sexual, a menudo llevándolo hasta lugares donde, por decirlo suavemente, el BDSM sería un juego de niños (y no me preguntéis más, aun intento olvidarlas). Tamame es de los autores bara que han criticado el yaoi por «poco realista» y es también el autor de El marido de mi hermano (Otōto no Otto, publicado por Panini), donde aborda la percepción social de la homosexualidad en Japón poniendo el foco en la narrativa y sin escenas de sexo. La Cúpula publicó en su momento algunas de sus historias bara.
A pesar de todo, actualmente la diferencia entre bara/gei komi y BL no es tan clara como puede parecer. Autores de gei komi han dibujado BL y viceversa, y sus públicos objetivos, teóricamente diferentes, a menudo se superponen.
¿Puede gustarle el bara a un/a fan del yaoi? Depende. Algunas historias, de no ser por el dibujo, fácilmente podrían considerarse yaoi. Otras tienen mucho más en común con el hentai duro. Depende del gusto de cada uno.
Probadlo y decididlo por vosotros mismos.
Referencias
- Lunsing, Wim. «Yaoi Ronsō: Discussing Depictions of Male Homosexuality in Japanese Girls’ Comics, Gay Comics and Gay Pornography«. Intersections: Gender, History and Culture in the Asian Context, nº 12, 2006
- McLelland, M. et al (ed.) Boys Love Manga and Beyond: History, Culture, and Community in Japan. University Press of Mississippi, 2015
- McLelland, Mark. «Why are Japanese Girls’ Comics full of Boys Bonking?«. Refractory: a Journal of Entertainment Media, Vol 10, 2006
- Mizoguchi Akiko. «Male-Male Romance by and for Women in Japan: A History and the Subgenres of “Yaoi” Fictions». U.S.-Japan Women’s Journal. nº 25, 2003
- Thorn, Matt. The Moto Hagio interview. The Comics Journal nº 269, 2005
- Rickert, Alex. The Popularity of Gay Manga in Japan: What are ‘Bara’ and ‘Yaoi’ and Who Are Its Fans?. GaijinPot, 2019