Los franceses también saben/quieren
Si hace unos años despuntó una serie llamada Sherlock que, además de encumbrar a Benedict Cumberbatch, nos traía reminiscencias de aquel glorioso Sherlock Holmes animado, ahora Lupin, además de mostrar a un no menos enorme Omar Sy, nos trae a la mente la legendaria Lupin III.
Es inevitable además seguir comparando ambas series, ya que siguen un mismo patrón: están basadas en unos libros (escritos por Maurice Leblanc a principios del siglo XX) a mi entender geniales, son muy cortitas, y en ambas la cuestión no está en si lo consigue sino en cómo lo consigue (siendo ese, a mi poco modesto parecer, el principal aliciente).
De esta forma, nuestro caballero ladrón protagonista, al realizar uno de sus geniales robos, descubre algo relacionado con su pasado que lo llevará a realizar acciones cada vez más audaces y arriesgadas en una vendetta personal destinada a limpiar el nombre de su padre y acabar con el responsable de su desgracia.
El problema con estas series es mantener el ritmo. Sherlock tuvo una primera temporada genial, una segunda bastante buena, y una tercera que se hacía ya cansina. Lupin tiene un principio muy bueno, pero ya a lo largo de sus escasos cinco capítulos, los dos últimos empiezan a ser claramente menos interesantes. Esperemos que la segunda temporada, anunciada como inminente en Netflix, nos sorprenda con una remontada, porque si no, la tendencia será claramente a la baja y la serie pronto perderá su interés.