Belle, de Mamoru Hosoda, («El dragón y la princesa pecosa» en el original) es un nuevo largometraje que, en un principio, nos trae la historia de La Bella y la Bestia, si bien ambientada en un mundo virtual, una superred social. ¿Consigue su objetivo de conmovernos? ¿Es de verdad oro todo lo que reluce digitalmente? A punto estamos de verlo.
Argumento
Suzu es una alumna de instituto de 17 años que vive en un pueblo del campo con su padre. Desde el momento que perdió a su madre, ya hace años solo ha sido una sombra de sí misma. Pero un día entra en «U», un mundo virtual de Internet de cinco mil millones de miembros.
Allí ya no es Suzu, sino «Bell», una cantante de fama mundial. Y, en el apogeo de su fama, un día su camino se cruzará con el de una criatura misteriosa, la temible «Bestia».
A partir de ese momento, sus mundos se transformarán. Y Belle se embarcará en un viaje de enigmas, retos y emociones en busca de la Bestia, donde se revelarán todos los secretos ocultos, incluidos los que ella misma se guarda.
Milagros digitales
[ADVERTENCIA: a partir de aquí se pueden revelar partes vitales del argumento]
Belle es una maravilla digital; una vez nos sumerge en el mundo de U, nos olvidamos del mundo real y todo es abrumador, deslumbrante. Cada escena en ese mundo es un despliegue de fantasía donde todo es posible, desde ballenas voladoras hasta castillos perdidos. A Hosoda se gusta perderse en estos mundos digitales y lo sabemos desde sus primeros trabajos en Summer Wars o aún antes, en la franquicia de Digimon. Relacionado con este, es graciosa la escena donde Suzu desactiva una crisis dramática adolescente como si fuera un juego de estrategia, lanzando contraataques devastadores –aunque dañinos contra su autoestima– contra las coaliciones de admiradoras del chico más guapo del instituto.
Más allá de la fantasía digital, nos quedamos con la idea del sacrificio y de la de prestar ayuda a quien lo necesita. Porque si bien Suzu (Bell) reprocha a su madre haberse ido por salvar a un desconocido, ella también lo arriesgará todo por salvar a la Bestia (o el dragón). Y a su vez también tiene gente a su lado que le ayuda, desde su compañera/amiga/mánager en U hasta las integrantes del coro, o los amigos del instituto – que a veces tienen las ideas mucho más claras que ella. Pero, a su vez, también nos enseña que rescatar a otros significa rescatarnos a nosotros mismos. Suzu consigue una nueva vida en U, pero solo con su periplo digital y físico tras la Bestia de verdad se recuperará de su trauma y puede convivir con la lo que pasó hace años.
Plano(s) físicos, exageraciones virtuales
En contraste, el mundo real resulta algo plano. Los escenarios son prácticamente traslaciones de lugares reales –la estación de tren, la rivera del río, etc.– y los personajes parecen algo desconectados y no interactúan bien allí (como las calcografías de cuando éramos pequeños). Parece más real lo digital que lo físico, lo que contradice un poco el arco final del largometraje.
Por otra parte, la persecución de la Bestia se hace incómoda. Su mayor pecado es no ser simpático y, aun así, millones de personas le persiguen con un la misma saña que a un criminal de guerra, como a veces vemos en redes sociales actuales. Esta «cacería» no se limita a lo virtual, sino que salta al mundo real, con medios de comunicación buscando la identidad secreta de la Bestia. Podría ser una crítica a la tendencia de los medios a confundir unos cuantos «tuits» enfurecidos con la opinión mundial, pero no, Hosoda se lo toma completamente en serio. Si al menos el destino del mundo estuviera en juego, como en las primeras obras que ya cité… pero no; «tipo desagradable en Internet» es el principal villano del mundo. Ojalá eso significase que no hay otras cuestiones más cruciales.
Y finalmente, sí, se nos dice que es una renarración de La Bella y la Bestia, pero no lo acabo de ver. Sí, hay una princesa pecosa que ocupa el lugar de Bella y un dragón dolido que recibe el nombre de Bestia (al menos en la traducción a todos idiomas). Es otro cuento, igual de válido, con personajes similares, de renacimiento, sacrificio y redención de la heroína, más que del villano. Ojalá Hosoda nos hubiera dejado ver el cuento de La princesa pecosa y el dragón y admirar su propia fuerza.
Belle
Resumen
Se nos vende como otra visión de la Bella y la Bestia de hermosa factura técnica. Una historia de pérdida, dolor, aceptación y redención en impresionantes paisajes virtuales.