El anime japonés, de apenas cien años de historia, ha logrado calar en el imaginario colectivo gracias a sus novedosas producciones.
Con el paso de los años, su popularidad no ha hecho más que crecer, destacando como género individual dentro de la propia animación.
En este panorama, han surgido grandes cineastas que, a través de su personal estilo, han dejado huella en la historia de la animación.
Hablamos de autores como Hayao Miyazaki, laureado y reconocido director que, gracias a su particular poética, ha logrado desarrollar su propio cosmos cinematográfico.
Bajo un manto de fantasía e ingenuidad, Miyazaki expone problemáticas como la contaminación, la desigualdad o la pérdida del propio patrimonio histórico y cultural de Japón. Estas preocupaciones han permeado en toda una nueva generación de directores de animación que han crecido con sus obras, autores del nuevo siglo influenciados por la extraordinaria poética miyazakiana que, a través de sus propios metrajes, replican parte de estos sellos que el realizador sénior ha desarrollado durante sus más de cincuenta años de carrera.