Ayano decide vivir separada de su marido, vuelve a casa de sus padres y le confiesa a su familia que se ha enamorado de otra mujer. Wataru, que aún conservaba la esperanza de reflotar su matrimonio, de repente saca el tema del divorcio y, según parece, no tardarán en formalizarlo.
La barrera que separaba a Ayano y Akari ya no existe, pero tanto la una como la otra no acaban de decidirse y pasan un tiempo sin retomar el contacto, Wataru se siente dolido por todo lo del divorcio y Eri también acarrea sus propios conflictos amorosos… Todos buscan la salida de sus respectivos laberintos.