Basada en la obra de Diana Wynne Jones y dirigida por Goro Miyazaki, llega a nuestros cines el más reciente largometraje (¿o no? ahora lo explicamos) del Studio Ghibli, aquí de mano de Vértigo Films.
Argumento
Earwig fue abandonada por su madre a las puertas del orfanato de St. Morwald, así que ahora es una huérfana. Pero ahora que ya tiene 10 años es prácticamente la jefa del orfanato. La directora y el resto del personal, hasta los cocineros, la adoran; hasta los mismos niños la consideran su líder natural. Sin embargo, todo termina cuando una extraña mujer, Bella Yaga, llega a la institución y decide llevarse a Earwig. La decepción de la niña por salir de su «hogar» desaparece cuando descubre que Bella ¡es una bruja!
Ahora Earwig está decidida a aprender magia y poner bajo su control a todos los habitantes de la casa, desde Bella Yaga al aterrador Mandrake (con su cohorte de demonzuelos) y el gato parlante Thomas, aunque no será fácil.
¿Pixar o anime?
Earwig y la bruja es la primera producción 3D de Ghibli, si bien no renuncia a su estilo de dibujo. Si entornamos un poco los ojos, podemos ver el dibujo típico del estudio oculto bajo la animación tridimensional; Ghibli está ahí, en la directora que nos recuerda a Robin Williams en su Señora Doubtifre, en un Thomas tan similar al Jiji de Nicky aprendiz de bruja.
Cometeremos un error, no obstante, si esperamos ver algo estilo Pixar o Dreamworks. Este primer 3D de Ghibli es más primitivo, menos trabajado y algunos aspectos, como el pelo, no acaban de parecer reales (o verosímiles, por lo menos). De hecho, la misma Lupin The First, estrenada un año antes y con mucho menos renombre, es mucho mejor en todos los aspectos técnicos, por no hablar de espectáculo visual. La película comienza con la que en a la postre será su mayor escena de acción y no llega ni a los diez minutos; a partir de ahí, todo transcurre lentamente, puede que demasiado.
Magia de andar por casa.
Y es que aunque las guionistas se hayan esforzado por sacar jugo de todas y cada una de las líneas de la novela original, la historia de Earwig se nos queda pequeña. Pequeña es la protagonista, diminuta la casa de la bruja, mezquina es la magia que Bella realiza. No hay hechizos ni rayos, sino recetas con muchísimos ingredientes y tal dificultad de preparación que no resultarían extrañas en un episodio de Masterchef. Y finalmente, pequeñas son las travesuras de Earwig que, todo hay que decirlo, resulta más madura que la mayoría de los adultos de la película.
Así que si esperamos magia, tenemos que buscarla en algo mucho más natural: la magia de una niña muy testaruda para cambiar y mejorar la vida de quienes le rodean, sacándoles de la triste rutina con la que se habían conformado. La música del pasado sale de su escondite para sacudir las vidas enclaustradas de Bella y Mandrake (y el gato). En ese sentido, Earwig es una digna descendiente de Ana de las tejas verdes y otras clásicas heroínas juveniles del anime y la literatura.
Pelo de gato, cola de tijereta, escama de dragón…
Cuando una producción no es lo bastante fuerte por sí misma, el equipo de márketing recurre a citar obras anteriores para enganchar al público. Y aquí sería algo como: «Del director de Cuentos de Terramar y la escritora del Castillo Ambulante llega…». Por desgracia, la suma de director y escritora da una historia bastante menor, un telefilme de la NHK al que luego se añadió más metraje para saltar a los cines convertido en algo que nos quitase el «mono» de Ghibli hasta la llegada de su siguiente gran película.
En un mundo alternativo, Earwig y la bruja habría sido la primera experiencia de dirección de Goro Miyazaki, un telefilme doméstico, casi mínimo, sin correr riesgos, con la que aprender los trucos del oficio, ir formándose, para desembarcar a lo grande en Cuentos de Terramar. Pero todo sucedió al revés y ahora Goro parece confinado a estas obras menores. Dado que la siguiente película será en animación tradicional y contará con la participación de Miyazaki padre, no puedo dejar de pensar que ni el mismo estudio se toma demasiado en serio esta película, por no hablar del 3D.
Earwig y la bruja (2020)
Resumen
Una obra menor que pasa rápido, sin momentos espectaculares que queden en la memoria. Como estreno en 3D se esperaría algo más en general. Para aficionados acérrimos de Ghibli; a los demás, incluidos los niños, puede que les aburra.