La no-vida sin mí
Aunque todos sabemos que, antes o después, acabaremos en el inframundo, no es muy común presentarse voluntario para irse o llegar antes de lo previsto. Pero eso fue lo que Octavia pactó con Ataegina, señora de los muertos, para mantener con vida a Iván, su novio, tras un catastrófico accidente.
Un año después, Octa (para los amigos), resignada a pasar el resto de la eternidad al servicio de la diosa, se encuentra cara a cara con Iván. Resulta que un pequeño detalle legal ha invalidado el pacto y ahora hay que buscar un modo de rehacerlo. Primero será un realizar un “favorcito” a Ataegina, después hacer un “detallito” para Epona, señora de los vivos… Los retos y trabajos se irán complicando hasta que de la expareja, más Aditi -una guardiana algo torpe, pero animosa- dependerá que se mantenga la paz entre los reinos sobrenaturales o que estalle una guerra entre dioses. ¡Sin presión, que dicen!
Las cosas que hacemos por amor (o por su falta)
Nada del otro mundo una comedia de aventuras ultraterrenas con una idea que repite de cuando en vez: la vida es un cambio constante y no aceptarlo puede causar tragedias. Y otra que, aunque no se proclama abiertamente, está a las claras: el amor no implica posesión. Ya sea romántica o fraternalmente, amar a otra persona no significa que nos pertenezca y menos hasta negar al otro el poder tomar sus propias decisiones. Ataegina, Endovelicus, Epona, Iván, Octa, Aditi… toman cada uno distintas actitudes frente al respecto: del respeto a la obsesión.
Por otra parte, resulta un poco confuso que Iván y Octa se traten de «expareja». No llegaron a romper como tal; su relación iba bien (o eso creemos) hasta la muerte de Octa. En una obra más seria Iván estaría destrozado por haber pasado un año intentando olvidar a su chica y ahora tenerla delante de nuevo y Octa, dudaría entre quedarse con el chico al que amaba y devolverlo a la vida. En cambio ahora ella intenta devolver a Iván como si fuera un móvil defectuoso comprado por Am*zon (Por cierto, ¿qué desventaja tiene estar muerto? No envejeces, no necesitas comer, tratas con dioses y seres mitológicos…)
Hablando de ellos, se echa en falta saber más de los mundos míticos y dioses prerromanos que pululan la obra. Epona y Ataegina ocupan un puesto principal y el papel de Endovelicus se entiende mejor cuando intuimos que, lejos de ser un payaso obsesionado con el sushi, está haciendo un esfuerzo extra para contenerse.
Por cierto, ¿las cabras? El animal vinculado a Ataegina. Sin embargo, no queda constancia de estatuas de sushis o atunes dedicadas al Endovélico original.
Dibujos del otro barrio
Este cómic es obra entera de por Laurielle (Alicia Güemes) en blanco y negro, con uso al máximo de tramas «mecánicas» para dimensión a las viñetas. Aunque la autora puede ser detallada cuando quiere, también abunda la deformación humorística de los personajes y otros recursos cómicos típicos del manga japonés.
Tramas, cuervos, SD; no nos falta de nada
Sin embargo, a veces echamos en falta esas mismas tramas en algunas viñetas, sobre todo cuando la acción es más acelerada. Y otro detalle menor, no de esta obra en particular, sino de muchos mangas «europeos», «occidentales» o paranipónicos* es que no hay muchas viñetas sin su bocadillo correspondiente. Como si hubiera miedo a que el público lector no entendiese lo que sienten los personajes si no lo expresan, lo que a veces satura las viñetas.
* me he inventado esta palabreja, no la busquéis en la RAE
Nada del otro mundo (Fandogamia)
Los dioses deben de estar locos
Se nota que es una historia que llevaba años en la cabeza de su autora. Algunas situaciones y personajes un poco apresurados. Una lectura rápida y desenfadada.
