Los Caballeros del Zodiaco Hindús
Recién llegadas las cadenas de TV denominadas “privadas”, Antena3 nos ofreció esta serie que pasó sin pena ni gloria pese a su más que razonable parecido con lo que había sido un exitazo de los que ayudó a crear y afianzar el boom del manga en España: Los Caballeros del Zodiaco. Se trataba de Tenkū Senki Shurato («Shurato: Crónica de la guerra celestial»).
En esta historia, dos amigos luchadores de pronto se ven transportados por Vishnu a la Esfera Celestial, ya que forman parte de los “8 valientes” (o «generales divinos», o “reyes”, se ve que allí no escatiman en nombres), los principales protectores de ese mundo paralelo. Sin embargo, nada más llegar uno de los dos, Gai, ataca sin aparente motivo a su amigo, nuestro protagonista Shurato.
Para que tengamos algo más de trama que desarrollar, la mano derecha de Vishnu, el Maestro Indrah, resulta ser un traidor de la Familia Asura, y petrifica a la diosa, con lo que la Esfera Celestial empieza a decaer. Y, lógicamente, Indrah culpa de tan abyecta acción al protagonista (aunque mete también en el saco a otro de los 8 valientes, para que haya un poco más de chicha en la intriga).
Los restantes protectores buscan y atacan a estos supuestos traidores, aunque algunos se dan cuenta de que en realidad no han sido ellos y se unen a su causa para salvar a Vishnu y a la Esfera Celestial. Y ya tenemos el lío.
Como puede verse, la historia es muy similar a la de los Caballeros del Zodiaco, simplemente hay que cambiar los mitos griegos por los budistas o hinduistas, sustituir “cosmos” por “sohma”, y hacer las armaduras ligeramente distintas.
Con una música muy ochentera (este anime, basado en el manga de Hiroshi Kawamoto, se emitió en Japón a finales de los 80, y en España a principios de los 90) que le pega bastante bien (quizá es algo escasa en cuanto a su variedad), la historia es la típica del grupo de amigos que luchan por una causa noble, con mucho combate, exaltación de la amistad hasta niveles ridículos, drama en la rivalidad con el antiguo amigo, y un tufillo machote ochentero que haría que estar serie fuese condenada a la hoguera por las hordas del #metoo (es la típica serie para lucimiento de los valientes protagonistas, estando las chicas meramente de adorno para gritar mucho y tener que ser rescatadas; si incluso la única mujer guerrero del grupo es con diferencia la más débil y la única en cuyo desarrollo hay sentimientos románticos). Y como shonen de acción clásico que es (seguro que hay un subgénero o una etiqueta o algo que concreta más, pero me importa un pijo y no me voy a poner a investigar), la historia resulta llevadera y entretenida, ya que al ser sólo 38 episodios, cuando la cosa amenaza con hacerse repetitiva en plan «ganamos, pues aparece otro malo más fuerte», llega a su bonito (y previsible) final.
Como ya se ha dicho, la emitió Antena 3 allá por cuando la mayoría de los que estáis leyendo esto ni habíais nacido (es decir, principios de los 90), con un doblaje latino que pronunciaba al protagonista como “Shulato” y cuya traducción de vez en cuando mezclaba conceptos. Aún puede encontrarse por ahí si sabes buscar.
Nota de Ester: La historia continuó en una serie de 6 OVA, Tenkū Senki Shurato: Sōsei e no Antō («Shurato: Crónica de la guerra celestial – La contienda secreta de la Creación»), que, por supuesto, nunca vimos por aquí.