Todo trabajador tiene derecho a un día de descanso a la semana, aunque su «trabajo» sea la conquista de la Tierra. Y el protagonista de esta historia, cómica, pero con momentos emotivos, se lo toma al pie de la letra. ¡Nada de trabajo en sus días libres! Seguirle mientras investiga la sociedad humana –en especial a los pandas– es una lectura muy divertida que Ester tiene que seguir volumen a volumen.
Volumen 1
Es el Comandante de una organización del mal que lucha para exterminar a la humanidad y apoderarse del planeta Tierra, pero sus días de descanso son sagrados: nada, absolutamente nada, que tenga que ver ni remotamente con el trabajo. Incluso si se encuentra con uno de los Rangers que los combaten, hace una tregua para el día.
Su hobby favorito es ver a los pandas en el zoo. El Comandante adora absolutamente a estos animales, ¡hasta el punto de querer crear una colonia de pandas cuando acabe con los humanos!
Villano de vacaciones es un tomo delgadito, solo 128 páginas. Sus capítulos cortos y mayoritariamente autoconclusivos destilan su humor principalmente de las interacciones del Comandante con los humanos y la cultura terrestre.
El manga es una acertada combinación de comedia, ciencia-ficción y slice of life, con algunos toques sobrenaturales. A través de las diversas historias, vamos descubriendo a un villano que no es tan malo como afirma ser, que haría lo que fuera por un panda y al que le pierden las cosas monas. Un villano al que, a pesar de repetirse continuamente que debe exterminar a todos los humanos, parece que no le importaría hacer algunas excepciones, como con su combini favorito o el niño que quiere ser veterinario.
Poco a poco, el manga se va abriendo a otros personajes cuyas historias vamos conociendo, como sus subordinados o los Rangers, especialmente Amanecer Rojo con su pésimo (por no decir nulo) sentido de la orientación.
Un volumen agradable, entretenido y fácil de leer, con un encanto que te deja con una sonrisa en los labios y una pregunta: ¿salvarán los pandas al mundo?
Volumen 2
Segundo tomo donde el Comandante sigue su inmersión en la gastronomía terrestre con los bollos rellenos (excepto el de panda, al que no tiene valor para hincarle el diente) y el arte de los lattes (de panda, por supuesto), mientras ayuda a un misterioso viejecito antes de Navidad e intenta reclutar a un gato como arma estratégica. Pero su reto más difícil es con la trampa más astuta de los terrícolas: cuando saltan los plomos de su apartamento (aunque decidir qué peluche de panda es más adorable le sigue de cerca).
El reparto se amplía con Rooney, su subordinado atrapado por el terrible monstruo invernal conocido como «brasero», y Trigger, su autoproclamado archienemigo, que se lleva el choque de su vida al encontrar al Comandante fuera del trabajo. También conocemos a Alba Rosa, una ranger que desea ser una magical girl, y a los tiernos amores entre el joven espíritu de un árbol y su compañera de parque, un cerezo en flor.
Este fino tomito combina historias cortas con tiras de 4 viñetas (yonkoma) y las de una sola página.
La historia saca su humor del contraste entre la cotidianidad terrícola y las imposibles y rocambolescas situaciones en que sus protagonistas convierten estos hechos cotidianos. El Comandante no solo tiene una visión muy diferente del mundo sino que tiene una curiosidad y capacidad de maravillarse como un niño, demostrado en la historia donde compite contra una niña en la playa a hacer castillos de arena.
Una lectura divertida, con un dibujo detallado y expresivo, que deja con una sonrisa y la duda de si el General va a conquistar la Tierra… o la Tierra le va a conquistar a él.
Volumen 3
Un nuevo tomito donde el Comandante continúa con su adoración (¿obsesión?) con los pandas en todos los formatos, animados o no (incluso sus garabatos son de pandas). También continúan sus aventuras con la comida terrestre, como los «mochis«, los helados… ¡o competiciones de pelar mandarinas con su subordinado! (no preguntéis, pero el panda de mandarina es muy mono).
El Comandante vuelve a encontrarse con el joven espíritu del árbol (convertido ahora en banco) enamorado de la espíritu del cerezo, y conoce al Ranger Negro de paisano, quien le vence en el «reclutamiento» del gatito callejero (Negro consigue acariciarlo y al Comandante le corroe la envidia porque no le hace ni caso).
Son precisamente los Rangers los que reciben más desarrollo en este tomo, que les dedica la mitad de sus páginas. Así descubrimos más cosas sobre los enemigos (a ratos) del Comandante a través de celebraciones como el setsubun o San Valentín. Los dos últimos capítulos abren una ventana a su pasado que trae una nota de tristeza y melancolía a la serie, cuando descubrimos la razón porque todos los Rangers son tan jóvenes.
Un nuevo volumen de las aventuras de este peculiar Comandante maligno que cada vez parece sentirse más a gusto en la Tierra, descubriendo cosas nuevas con una refrescante curiosidad y quizás una excesiva intensidad, pero ahí está buena parte de la gracia de la serie. El resto está en sus personajes, el precioso dibujo de Morikawa y su humor, a veces sutil, otras veces mezclado con momentos emocionales que nunca caen en la sensiblería.
También conocemos un poco más a los Rangers, cuyas interacciones el Comandante hacen que nos preguntemos si de verdad hay una guerra en marcha cuando no es su día libre.