Después de un par de intentos fallidos, este año he podido acudir a la Japan Expo París, aunque fuera solo en un viaje relámpago de un día.
La Japan Expo París es el evento de manga y anime más grande de Europa, y eso salta a la vista desde antes de cruzar la entrada. Si creéis que cualquier evento en España se le puede igualar, sacároslo de la cabeza. Incluso el Manga Barcelona, el mayor del país, solo le llega a hermano pequeño.
Aún viendo el mapa, es difícil imaginar la magnitud del evento. Quizás esto os ayude: hace falta un pabellón entero del parque de exposiciones de Paris-Nord Villepinte para organizar la entrada. Y con vallas en S. A las 10 de la mañana de un sábado. Mirad el vídeo si no me creéis:
El salón
La organización está dividida en diferentes zonas: una para las editoriales, otra para las tiendas de manga y anime, para el cosplay, para los videojuegos, para los artistas amateurs, para todo aquello relacionado con la cultura japonesa, para las artes marciales, y más, con las salas de eventos repartidas por las diversas áreas. Aunque hay mapas por todas partes, y diversos caminos marcados con moquetas de colores (las líneas que veis en el mapa), el espacio es tan grande que perderse es muy fácil (y hablo por experiencia).
Verlo todo en un día es misión imposible, porque está lleno hasta la bandera. El sábado, el día que yo fui, era una marea humana. Y no uso la palabra a la ligera. Era gente, gente y más gente, de todas las edades y géneros, muchos disfrazados, todos con bolsas o cajas de todas medidas (por alguna razón, las de réplicas de espadas destacaban en número). Además, es tal la dimensión que solo con caminar de un punto a otro ya os podéis hacer todo el ejercicio del día. Increíble.
Las editoriales
De todas las áreas, me centré en las editoriales y tiendas de manga y anime, que era lo que más me interesaba (es decir, la zona alrededor y abajo del camino naranja). En el evento están presentes todas las editoriales francesas y son muchas. El músculo económico de cada una se notaba tanto en sus stands como en el material que regalaban.
En general, los stands se parecían bastante a los que podemos ver en el Manga Barcelona, si descontamos que eran entre 2 y 4 veces más grandes de mediana. Pero los de las editoriales más grandes destacaban no solo por su tamaño si no por ser más elaborados o por querer diferenciarse. Algunos contaban con zonas donde hacían pequeños juegos, con los que regalaban merchandising exclusivo.
Un ejemplo era el stand de Ki-oon Editions. Al lado de la parte de ventas, había una pequeña casita con habitaciones. Una de ellas, reproducía la habitación del boticario de la serie Los diarios de la boticaria y allí llevaban a cabo un juego de misterio que tenía por premio unos llaveros exclusivos (por desgracia, mi francés no llegaba al nivel requerido para que esas monadas cayeran en mis manos).
Otros ejemplos serían el stand de Mangas.io (una aplicación de manga digital) que lideraba un grupo de stands que se agrupaban formando «Le quartier Manga», que imitaba un pueblecito japonés con un torii a la entrada. Delcourt/Tonkam y Soleil Manga agruparon sus títulos de shojo en el «Village Romance», mientras que el portal de Nobi Nobi! era un video gigante.
Imposible hacer las fotos sin gente delante…
Como ocurre en el Manga Barcelona, las editoriales regalaban diversos productos de merchandise con cada compra. Aunque algunas se quedaban con lo típico de póster, marcapáginas y postal, en general había una mayor variedad de la que estamos acostumbrados.
Según la editorial, no solo regalaban totes, stands acrílicos, marcapáginas, abanicos de cartón, posavasos, chapas o pegatinas, sino también llaveros, imanes, botellas metálicas de agua, vasos, exlibris (parecidos a las postales pero más grandes y no tan gruesas), alfombrillas para el ratón, abanicos (de verdad), toallas pequeñas, bolsas que no eran totes (tanto de ropa como unas de papel que eran enormes), clear files, cordones para zapatillas, portacartas, reproducciones de viñetas a doble página, etiquetas para las maletas, libretas, y aún más cosas.
Lo más sorprendente es que aún quedaban editoriales que te regalaban cosas sin comprar (cosa que desapareció de los salones españoles hace años), como Akata (sus pósters gratuitos se vinieron a casa muy cómodos en el tubito que me traje desde Barcelona) o las chapitas de Le Renard Doré (que estaban en una caja donde literalmente ponía «Servios vosotros mismos»).
En el caso de Pika Editions (que pronto aterrizará en España), tenían también ciertos productos que podías comprar directamente (gracias a lo cual pude llevarme los imanes de Atelier of Witch Hat, Blue Lock y La princesa bibliófila, así como el pin de gorro de mago de la primera). También tenía a la venta merchandise recién llegado de Japón el stand de Manga Plus.
Aunque, personalmente, lo que más me gustó fue la zona de ofertas de algunas editoriales, con selecciones de títulos al 50%. Un ejemplo son estos dos artbooks de Hinako Takanaga editados por Hana, que se vinieron a mi casa muy contentos a mitad de precio.
¡Ojalá las editoriales españolas se apuntaran a la idea!
También estaban presentes otras empresas, algunas de las cuales estamos acostumbrados a ver en eventos por aquí, como Bandai o Nintendo. Pero, de nuevo, la diferencia está en el tamaño. Aquí podéis ver, por ejemplo, la línea casi interminable de máquinas de gashapon en el stand de Bandai. Al lado, los stands de Cygames e Ubisoft.
La importancia del salón se simboliza también en la existencia de ediciones limitadas de grandes marcas. Por ejemplo, Funko (de la mano de FNAC) trajo diversas ediciones limitadas de sus conocidos cabezones Pop!, de títulos como Guardianes de la Noche o My Hero Academia (cuyo Bakugo encontró sitio rápidamente en mi mochila).
Invitados
En lo que respecta a invitados, estaban los autores Yûgo Kobayashi (Ao Ashi), Tetsuhiro Hirakawa (Nine Peaks), Fe (Love of Kill), Yuu Kikuta (La princesa bibliófila) o el autor de manhwa Sleepy-C (Omniscient Reader’s Viewpoint), que estuvieron firmando (con colas demasiado largas para que mi pobre rodillita las aguantara) y realizaron algunas conferencias.
También habían diversos autores locales. Entre ellos, Arnauld Dollen y Jérôme Alquié, autores de Saint Seiya: La odisea del tiempo. Dollen ya acudió al Manga Barcelona del año pasado de la mano de Moztros, y, mientras me firmaba el tomo, me comentó que debía ir a la Japan Expo, porque no tenía punto de comparación. Tenía razón.
El mercado manga francés
Para mí, una de las cosas más interesantes fue ver las similitudes y diferencias entre el mercado manga francés y español.
Para empezar, destaca la gran cantidad de editoriales. Aquí decimos que ya hay demasiadas, pero los franceses nos ganan de calle. Incluso encontramos algunas de dedicadas exclusivamente al BL (y yuri), como Hana o Taifu. Pero en lo que no nos acercamos es en la cantidad de títulos que se editan.
Tanto el mercado francés como el español siguen unas tendencias de mercado parecidas en cuanto a qué se edita. Muchas obras están disponibles a ambos lados de la frontera (algunas antes allí, otras aquí), pero ellos van un paso más allá en cantidad.
Por lo que vi, shonen y seinen lideran la lista, seguidos del BL, y los isekais son un hit. De shojo y josei hay más porque se publica más, pero la proporción del mercado no parece mucho más elevada que la nuestra, aunque sí hay más editoriales que se atreven con títulos clásicos. De yuri si parece que haya un tanto por cierto algo más alto.
Una de las comparaciones que aquí se hacen más a menudo con otras ediciones europeas es el precio. De mediana, excluyendo ediciones especiales, los tomos franceses son algo más baratos que los españoles. Por ejemplo, un tankobon de 150-190 páginas puede encontrarse por 6.95 € o 7.95 €, según la editorial.
Pero también son más ligeros. Un tanbobon francés pesa entre 30 y 40 gr. menos que uno español (comparación hecha entre tomos del mismo tamaño y número de páginas), lo que nos habla de un papel de menor gramaje. También es notable el color que, aunque varía, se mueve entre los tonos del marfil y no es el blanco nuclear que conocemos.
También pude ver en varios stands ediciones recopiladas en caja dura, como estas de Meian, ¡que pesaban lo suyo!
¿Valen la pena las ediciones francesas? Eso es una cuestión personal. A favor, tienen su precio, la gran cantidad de títulos editados y las ediciones especiales que sacan a menudo, con extras exclusivos. En contra, que el papel es de gramaje inferior, color amarfilado y tacto algo más rugoso.
Que cada uno decida.
¿Merece la pena el viaje?
En mi opinión, definitivamente sí. No solo por el material que puedes conseguir (que solo por eso ya lo vale), sino por la perspectiva que ofrece de otro mercado y otro fandom, muy parecido al nuestro pero sin comparación en tamaño.
¿Es todo perfecto? No, por supuesto. La organización y el personal dejan que desear. Hay poca gente de personal, y no están tan informados como deberían. Por ejemplo, no supieron indicarme dónde coger un taxi (por suerte, uno de los vigilantes de seguridad del recinto sí lo sabía). También se echan a faltar más sitios donde descansar, aparte de los mesas para comer, debido al tamaño del espacio.
Ficomic podría aprender algunas cosas de cómo están organizados los stands, especialmente los de comida (que no estén al lado del escenario, como en el último Manga Barcelona, es un plus). También de las facilidades para encontrar un mapa y de los caminos que te guían a través de los pabellones.
Por su parte, creo que las editoriales harían bien en coger ideas de sus colegas franceses, tanto en la diversidad de merchandising, como en el diseño de los stands o las actividades que realizan. Ayudarían a que los eventos, incluyendo el Manga Barcelona, fueran más interactivos, variados e interesantes para los visitantes.
Grande es una palabra que describe bien la Japan Expo. Grande en espacio, en stands, en gente y en experiencia. Una muy interesante para cualquier fan del manga y el anime.